viernes, 26 de abril de 2024

Actividad sobre "La canción de Rolando"

 ACTIVIDAD: Análisis de La canción de Rolando


Elegir uno de los siguientes pasajes para trabajar:

  • Advertencia del traductor.

  • Asamblea del rey Marsil (Canto I al VII).

  • Asamblea de Carlomagno (Canto VIII al XIX).

  • Embajada de Ganelón (Canto XX-XXVII).

Pautas para realizar la actividad:

No parafrasear, evitar faltas de ortografía, escribir con coherencia y cohesión, no realizar esquemas y seguir el siguiente orden:

  1. Una INTRODUCCIÓN en donde se planteen las ideas generales: Breve reseña sobre el contexto histórico (Edad Media); el género literario (Cantar de gesta); estructura externa e interna del texto (división en cantos).

  2. DESARROLLO del análisis: Se recomienda especialmente seguir los distintos momentos en que puede subdividirse el texto, presentación de los personajes, figuras de estilo, desarrollo del conflicto, el tema, descripción del espacio, etc. En este punto es imprescindible citar el texto.

  3. Cierre o CONCLUSIÓN: Retomar las ideas más importantes de la obra analizada y realizar un juicio de valor sobre los personajes o la situación planteada.

     

    Prof. Cristhian da Costa

miércoles, 24 de abril de 2024

Julio Herrera y Reissig

Apunte biográfico

Julio Herrera y Reissig nació el 9 de enero de 1875 en Montevideo, entonces una capital provinciana de casi medio millón de habitantes que no podía parangonarse con la vecina Buenos Aires. Descendiente de una familia de abolengo patricio, su tío, Julio Herrera y Obes llegaría a ser presidente de la República del Uruguay. Sus padres, Manuel Herrera y Obes, y Carlota Reissig tuvieron nueve hijos y, en el momento de su nacimiento, su padre gozaba de buena posición económica fruto de importantes negocios por lo que nació y vivió durante sus primeros años en una mansión de los alrededores de la capital, en el barrio del Prado. A los cinco años, se le descubre una grave arritmia coronaria congénita que afectará en adelante a su existencia. En 1882 su padre sufrió un quebranto económico, lo que lo llevó a vender su participación en el Banco Herrera-Eastman y una parte de sus propiedades, con lo que la familia pasa a vivir en una casa de la ciudad de Montevideo. En este tiempo comienza sus estudios en el Colegio Lavalleja y a los trece años lo inscriben en el colegio salesiano del Cordón, donde estudia dos cursos, posteriormente pasa al colegio San Francisco. Es una época en la que ya empieza a mostrarse su gran poder imaginativo con episodios de ciclotimia. Muere su abuelo Manuel Herrera y Obes en 1890 y al año siguiente su hermano Rafael, lo que le lleva a una temprana meditación sobre la muerte. En el mismo 1890 su tío, Julio Herrera y Obes, asume la presidencia de la República y, por su mediación, ocupa el primer cargo público en la Alcaidía de la Aduana, dos años después renunció por el agudizamiento de su enfermedad coronaria. En esa misma época cae enfermo de tifoideas y pasa la convalecencia en la estancia del general José Villar, ministro de su tío, en el departamento de Salto. Este contacto con la naturaleza habría de servirle luego para sus poemas de Los éxtasis de la montaña y Los sonetos vascos. En 1895 José Pedro Massera, Director de la Inspección Nacional de Instrucción Pública, lo nombró su secretario adjunto, pero acabará renunciando a los dos años ante la indiferencia de Massera, escribiendo como desahogo «Cosas de aldea», texto en el que manifiesta su agravio y cierta megalomanía que da comienzo a su leyenda. A partir de este momento se convertirá en autodidacta y su formación se basará en la lectura de los clásicos españoles, griegos y latinos, así como autores franceses de literatura y filosofía, Víctor Hugo, Lamartine, Musset y las ediciones de Mercure de France. La poesía se convierte así en el centro de su vida acentuando una inclinación que ya tenía desde los quince años.

Tras algún tanteo inicial, en abril de 1898 publica su poema «Miraje» con reminiscencias de Lamartine y Bécquer, pero que, aparecido con un elogio del crítico Samuel Blixen, se convierte en un  éxito que lo estimula para continuar escribiendo versos en la misma línea. Un año después tiene un escarceo en política al participar contra la unificación del Partido Colorado, pero pronto se dará cuenta de que su vida es la literatura. En este mismo año, 1899, funda La Revista, periódico quincenal que dura once meses y en cuyo primer número evalúa negativamente el momento literario de su país y contribuye a la iniciación renovadora del modernismo, pues en ella se publicaron algunos poemas de Toribio Vidal Belo, como «Noche blanca», que denotaban el eco de Prosas profanas de Rubén Darío, apenas conocido entonces en Montevideo. Herrera lo destaca por su originalidad en su revista, hasta el punto de observarse una variación notable entre las opiniones de la primera y la segunda parte de su ensayo «Conceptos de crítica», uno de los cuatro textos en prosa que publica, junto con seis breves poemas, en La Revista. A través de Vidal Belo conoció a los poetas modernistas hispanoamericanos y a los simbolistas franceses, Darío y Julián del Casal, a Verlaine y Rodenbach. En estos años las nuevas corrientes ideológicas y estéticas finiseculares se concentran en Montevideo con la entrada de las ideas de Nietzsche, Kropotkin y Bakunin, así como los simbolistas Baudelaire, Rimbaud y Verlaine, ello contribuye al giro poético que se está produciendo. Pero fue su amistad con Roberto de las Carreras lo que decidió su cambio definitivo de orientación literaria. De las Carreras había llegado de París en 1898 con una buena cantidad de libros de poetas parnasianos y simbolistas e hizo de la provocación su propia existencia exhibiendo ideas anarquistas y proclamando el amor libre, con lo que capitalizó en el ambiente montevideano el emblema de la nueva literatura. En abril de 1900 publicó Sueño de Oriente que envió a La Revista, y que Herrera leyó maravillado por su transgresión y atrevimiento. Julio fue a visitar a Roberto y éste lo recibió en la bañera y luego publicó una reseña sobre su obra en la que  decía: «Sueño de Oriente constituye la nota artística más anticonvencional posible dada en el pequeño teatro de nuestra literatura. Todo en él es nuevo, arrogante y sutil». A partir de este encuentro se hicieron amigos y adoptó también la misma actitud desafiante. La Revista dejó de publicarse en julio de 1900 al sufrir Herrera la más dura de las crisis cardiacas hasta el momento. El único remedio conocido era la morfina y a ella debió unir su vida, al mismo tiempo que usó sus efectos literariamente, y para elaborar su leyenda de poeta maldito.

Algunos de sus poemas:

Amor sádico

Ya no te amaba, sin dejar por eso
De amar la sombra de tu amor distante.
Ya no te amaba, y sin embargo el beso
De la repulsa nos unió un instante…

Agrio placer y bárbaro embeleso
Crispó mi faz, me demudó el semblante.
Ya no te amaba, y me turbé, no obstante,
Como una virgen en un bosque espeso.

Y ya perdida para siempre, al verte
Anochecer en el eterno luto,
-Mudo el amor, el corazón inerte-,

Huraño, atroz, inexorable, hirsuto…
Jamás viví como en aquella muerte,
nunca te amé como en aquel minuto!

 

La noche

La noche en la montaña mira con ojos viudos
de cierva sin amparo que vela ante su cría;
y como si asumiera un don de profecía,
en un sueño inspirado hablan los campos rudos.

Rayan el panorama, como espectros agudos,
tres álamos en éxtasis… Un gallo desvaría,
reloj de media noche. La grave luna amplía
las cosas, que se llenan de encantamientos mudos.

El lago azul de sueño, que ni una sombra empaña,
es como la conciencia pura de la montaña…
A ras del agua tersa, que riza con su aliento,

Albino, el pastor loco, quiere besar la luna.
En la huerta sonámbula vibra un canto de cuna. ..
Aúllan a los diablos los perros del convento.

 

La sombra dolorosa

Gemían los rebaños. Los caminos
llenábanse de lúgubres cortejos;
una congoja de holocaustos viejos
ahogaba los silencios campesinos.

Bajo el misterio de los velos finos,
evocabas los símbolos perplejos,
hierática, perdiéndote a lo lejos
con tus húmedos ojos mortecinos.

Mientras unidos por un mal hermano
me hablaban con suprema confidencia
los mudos apretones de tu mano,

manchó la soñadora transparencia
de la tarde infinita el tren lejano,
aullando de dolor hacia la ausencia.

 

 

 

 

Estraído de: https://www.cervantesvirtual.com/portales/julio_herrera_y_reissig/autor_apunte/

Literatura fantástica (Todorov) Cap. 3

LO EXTRAÑO Y LO MARAVILLOSO

El género fantástico, siempre evanescente. —Lo fantástico-extraño. —Las “excusas” de lo fantástico. —Fantástico y verosímil. —Lo extraño puro. —Edgar Poe y la experiencia de los límites. —Lo fantástico y la novela policial. —La síntesis de ambos: El cuarto ardiente. —Lo fantástico- maravilloso. —La muerta enamorada y la metamorfosis del cadáver. —Lo maravilloso puro. —Los cuentos de hadas. —Subdivisiones: lo maravilloso hiperbólico, exótico, instrumental y científico (la ciencia- ficción). —Elogio de lo maravilloso.

Vimos que lo fantástico no dura más que el tiempo de una vacilación: vacilación común al lector y al personaje, que deben decidir si lo que perciben proviene o no de la “realidad”, tal como existe para la opinión corriente. Al finalizar la historia, el lector, si el personaje no lo ha hecho, toma sin embargo una decisión: opta por una u otra solución, saliendo así de lo fantástico. Si decide que las leyes de la realidad quedan intactas y permiten explicar los fenómenos descritos, decimos que la obra pertenece a otro género: lo extraño. Si, por el contrario, decide que es necesario admitir nuevas leyes de la naturaleza mediante las cuales el fenómeno puede ser explicado, entramos en el género de lo maravilloso.

Lo fantástico tiene pues una vida llena de peligros, y puede desvanecerse en cualquier momento. Más que ser un género autónomo, parece situarse en el límite de dos géneros: lo maravilloso y lo extraño. Uno de los grandes periodos de la literatura sobrenatural, el de la novela negra (the Gothic novel) parece confirmar esta situación. En efecto, dentro de la novela negra se distinguen dos tendencias: la de lo sobrenatural explicado (de lo “extraño”, por así decirlo), tal como aparece en las novelas de Clara Reeves y de Ann Radcliffe; y la de lo sobrenatural aceptado (o de lo “maravilloso”), que comprende las obras de Horace Walpole, M. G. Lewis, y Mathurin. En ellas no aparece lo fantástico propiamente dicho, sino tan solo los géneros que le son próximos. Dicho con mayor exactitud, el efecto de lo fantástico se produce solamente durante una parte de la lectura: en Ann Radcliffe, antes de que estemos seguros de que todo lo que ha sucedido puede recibir una explicación racional; en Lewis, antes de que estemos persuadidos de que los acontecimientos sobrenaturales no recibirán ninguna explicación. Una vez terminado el libro, comprendemos —en ambos casos— que lo fantástico no existió. Podemos preguntarnos hasta qué punto tiene validez una definición de género que permitiría que la obra “cambiase de género” ante la aparición de una simple frase como la siguiente: “En ese momento, se despertó y vio las paredes de su cuarto...” Sin embargo, nada nos impide considerar lo fantástico precisamente como un género siempre evanescente. Semejante categoría no tendría, por otra parte, nada de excepcional. La definición clásica del presente, por ejemplo, nos lo describe como un puro límite entre el pasado y el futuro. La comparación no es gratuita: lo maravilloso corresponde a un fenómeno desconocido, aún no visto, por venir: por consiguiente, a un futuro. En lo extraño, en cambio, lo inexplicable es reducido a hechos conocidos, a una experiencia previa, y, de esta suerte, al pasado. En cuanto a lo fantástico en sí, la vacilación que lo caracteriza no puede, por cierto, situarse más que en el presente.

Aquí también se plantea el problema de la unidad de la obra. Consideramos esta unidad como una evidencia incontrovertible y tenemos por sacrílego todo corte practicado en un texto (según la técnica del Reader's Digest). Pero las cosas son, sin duda, más complejas; no olvidemos que en la escuela, donde se produce la primera experiencia de la literatura, y que es, al mismo tiempo, una de las más importantes, solo se leen “trozos escogidos” o “extractos” de las obras. Un cierto fetichismo del libro sigue vivo en la actualidad: la obra se trasforma a la vez en objeto precioso e inmóvil y en símbolo de plenitud; el corte se convierte así en un equivalente de la castración. ¡Cuánto más libre la actitud dé un Khlebnikov, que componía poemas con fragmentos de poemas anteriores y que alentaba a los redactores e incluso a los tipógrafos a corregir su texto! Solo la identificación del libro con el sujeto explica el horror que inspira el corte.

En cuanto se examinan en forma aislada las partes de la obra, se puede poner provisionalmente entre paréntesis el fin del relato; esto nos permitiría incorporar a lo fantástico un número de textos mucho mayor. La edición del Manuscrito encontrado en Zaragoza actualmente en circulación ofrece una buena prueba: privado de su final, en el que la vacilación desaparece, el libro pertenece por entero a lo fantástico. Charles Nodier, uno de los pioneros de lo fantástico en Francia, tenía plena conciencia de este hecho y lo trata en uno de sus cuentos, Inés de las Sierras. Este texto se compone de dos partes sensiblemente iguales; el final de la primera nos sume en la perplejidad: no sabemos cómo explicar los fenómenos extraños que se producen; sin embargo, tampoco estamos dispuestos a admitir lo sobrenatural con tanta facilidad como lo natural. El narrador vacila entonces entre dos conductas: interrumpir su relato en ese punto (y quedarse en lo fantástico) o continuar (y, por lo tanto, salir de lo fantástico). Por su parte, declara a sus oyentes que prefiere detenerse, y se justifica de esta manera: “Cualquier otro desenlace sería vicioso pues modificaría la naturaleza de mi relato” (pág. 697).

Sin embargo sería erróneo pretender que lo fantástico sólo puede existir en una parte de la obra. Hay textos que conservan la ambigüedad hasta el final, es decir, más allá de ese final. Una vez cerrado el libro, la ambigüedad subsiste. Un ejemplo notable lo constituye, en este caso, la novela de Henry James Otra vuelta de tuerca: el texto no nos permitirá decidir si los fantasmas rondan la vieja propiedad, o si se trata de las alucinaciones de la institutriz, víctima del clima inquietante que la rodea. En la literatura francesa, la novela de Prosper Mérimée, La Venus de Ille, ofrece un ejemplo perfecto de esa ambigüedad. Una estatua parece animarse y matar a un recién casado; pero nos quedamos en el “parece” y no alcanzamos nunca la certeza.

Sea como fuere, no es posible excluir de un análisis de lo fantástico, lo maravilloso y lo extraño, géneros a los cuales se superpone. Pero tampoco debemos olvidar que, como lo dice Louis Vax, “el arte fantástico ideal sabe mantenerse en la indecisión” (pág. 98).

Examinemos con más atención estos dos vecinos. Advirtamos que en cada uno de los casos surge un sub-género transitorio: entre lo fantástico y lo extraño, por una parte, y lo fantástico y lo maravilloso, por otra. Estos sub-géneros comprenden las obras que mantienen largo tiempo la vacilación fantástica, pero acaban finalmente en lo maravilloso o lo extraño. Estas subdivisiones podrían representarse mediante el siguiente diagrama:

Extraño

Puro

Fantástico

Extraño

Fantástico

Maravilloso

Maravilloso

Puro

En el gráfico, lo fantástico puro estaría representado por la línea media que separa lo fantástico-extraño de lo fantástico-maravilloso; esta línea corresponde a la naturaleza de lo fantástico, frontera entre dos territorios vecinos.

Empecemos por lo fantástico-extraño. Los acontecimientos que a lo largo del relato parecen sobrenaturales, reciben, finalmente, una explicación racional. El carácter insólito de esos acontecimientos es lo que permitió que durante largo tiempo el personaje y el lector creyesen en la intervención de lo sobrenatural. La crítica describió (y a menudo condenó) esta variedad con el nombre de “sobrenatural explicado”.

Daremos como ejemplo de lo fantástico-extrafio el mismo Manuscrito encontrado en Zaragoza. Todos los milagros están racionalmente explicados al final del relato. Alfonso encuentra en una gruta al ermitaño que lo había recibido al principio, y que es el gran scheik de los Gomélez en persona. Este le revela el mecanismo de los acontecimientos sucedidos hasta ese momento: “Don Emanuel de Sa, gobernador de Cádiz, es uno de los iniciados. Te había enviado a López y a Mosquito que te abandonaron en las fuentes de Alcornoque (...) Merced a una bebida hipnótica pudieron trasportarte bajo la horca de los hermanos Zoto, donde te despertaste a la mañana siguiente. De allí llegaste hasta mi ermita donde encontraste el terrible poseso Pacheco que es, en realidad, un bailarín vasco. (...) Al día siguiente, pasaste por una prueba mucho más cruel: la falsa Inquisición que te amenazó con horribles torturas pero que no logró doblegar tu coraje” (trad. alemana, pág. 734), etc.

Como se sabe, hasta ese momento la duda se mantenía entre dos polos: la existencia de lo sobrenatural y una serie de explicaciones racionales. Enumeremos ahora los tipos de explicación que intentan reducir lo sobrenatural: está, en primer lugar, el azar, las coincidencias —pues en el mundo sobrenatural no hay azar, sino que, por el contrario, reina lo que se puede llamar el “pan-determinismo” (el azar será la explicación que reduce lo sobrenatural en Inés de las Sierras); sigue luego el sueño (solución propuesta en El diablo enamorado), la influencia de las drogas (los sueños de Alfonso durante la primera noche), las supercherías, los juegos trucados (solución esencial en el Manuscrito encontrado en Zaragoza), la ilusión de los sentidos (más adelante veremos algunos ejemplos con La muerte enamorada de Gautier y El cuarto ardiente de J. D. Carr), por fin, la locura como en La princesa Brambilla. Existen evidentemente dos grupos de “excusas” que corresponden a la oposición real-imaginario y real-ilusorio. En el primer grupo no se produjo ningún hecho sobrenatural, pues no se produjo nada: lo que se creía ver no era más que el fruto de una imaginación desordenada (sueño, locura, drogas) . En el segundo, los acontecimientos ocurrieron realmente, pero se dejan explicar por vías racionales (casualidades, supercherías, ilusiones).

Habrá que recordar que en las definiciones de lo fantástico atadas más arriba, la solución racional se daba como “completamente desprovista de probabilidad interna” (Soloviov) o como “una puerta suficientemente estrecha como para no poder ser utilizada” (M. R. James). De hecho, las soluciones realistas que reciben el Manuscrito encontrado en Zaragoza o Inés de las Sierras son absolutamente inverosímiles; por el contrario, las soluciones sobrenaturales hubieran sido verosímiles. En el cuento de Nodier la coincidencia es demasiado artificial; en cuanto al Manuscrito, el autor no intenta ni siquiera darle un final creíble: la historia del tesoro, de la montaña hueca, del imperio de los Gomélez es más difícil de admitir que la de la mujer trasformada en carroña. Por consiguiente, lo verosímil no se opone en absoluto a lo fantástico: el primero es una categoría que apunta a la coherencia interna, a la sumisión al género* , el segundo se refiere a la percepción ambigua del lector y del personaje. Dentro del género fantástico, es verosímil que se den reacciones “fantásticas”.

Junto con estos casos, en los que nos encontramos en lo extraño un poco a pesar nuestro, por necesidad de explicar lo fantástico, existe también lo extraño puro. En las obras pertenecientes a ese género, se relatan acontecimientos que pueden explicarse perfectamente por las leyes de la razón, pero que son, de una u otra manera, increíbles, extraordinarios, chocantes, singulares, inquietantes, insólitos y que, por esta razón, provocan en el personaje y el lector una reacción semejante a la que los textos fantásticos nos volvió familiar. Vemos pues que la definición es amplia e imprecisa, como también lo es el género que describe: a diferencia de lo fantástico, lo extraño no es un género bien delimitado; dicho con más exactitud, solo está limitado por el lado de lo fantástico; por el otro lado, se disuelve en el campo general de la literatura (las novelas de Dostoievsky, por ejemplo, pueden ubicarse en la categoría de lo extraño). Según Freud, el sentimiento de lo extraño (das Unheimliche) se relacionaría con la aparición de una imagen originada en la infancia del individuo o de la raza (esto sería una hipótesis que queda por verificar, pues no hay una coincidencia perfecta entre ese empleo del término y el nuestro). La pura literatura de horror pertenece a lo extraño; muchas obras de Ambrose Bierce podrían servirnos aquí de ejemplo.

Como vemos, lo extraño no cumple más que una de las condiciones de lo fantástico: la descripción de ciertas reacciones, en particular, la del miedo. Se relaciona únicamente con los sentimientos de las personas y no con un acontecimiento material que desafía la razón (lo maravilloso, por el contrario, habrá de caracterizarse exclusivamente por la existencia de hechos sobrenaturales, sin implicar la reacción que provocan en los personajes).

Un relato de Edgar Poe, La caída de la casa Usher ilustra lo extraño próximo a lo fantástico. El narrador llega una noche a la casa, llamado por su amigo Roderick Usher quien le pide que lo acompañe durante un cierto tiempo. Roderick es un ser hipersensible, nervioso, que adora a su hermana, en ese momento gravemente enferma. Esta muere unos días después, y los dos amigos, en lugar de enterrarla, colocan el cuerpo en uno de los sótanos de la casa. Transcurren algunos días; durante una noche de tormenta, mientras los dos hombres se encuentran en una habitación en la que el narrador lee en alta voz una antigua historia de caballería, los sonidos descritos en la crónica parecen ser el eco de los ruidos que se oyen en la casa. Por fin, Roderick Usher se pone de pie, y dice, con voz apenas perceptible: “¡La enterramos viva!” (N.H.E., pág. 105). Y en efecto, la puerta se abre, y la hermana aparece en el umbral. Roderick y su hermana se abrazan y caen muertos. El narrador huye de la casa, justo a tiempo para verla desmoronarse en el estanque vecino.

Lo extraño tiene aquí dos fuentes. La primera está constituida por coincidencias (tantas como en una historia en la que interviene lo sobrenatural explicado). La resurrección de la hermana y la caída de la casa después de la muerte de sus habitantes podría parecer sobrenatural; pero Poe no deja de explicar racionalmente ambas circunstancias. Acerca de la casa escribe lo siguiente: “El ojo de un observador minucioso hubiera descubierto tal vez una fisura apenas perceptible que, partiendo del techo de la fachada se abría un camino en zigzag a través de la pared e iba a perderse en las funestas aguas del estanque” (pág. 90). Y acerca de lady Madeline: “Crisis frecuentes, aunque pasajeras, era el singular diagnóstico” (pág. 94). Por consiguiente, la explicación sobrenatural solo está sugerida y no es necesario aceptarla.

La otra serie de elementos que provocan la impresión de extrañeza no se relaciona con lo fantástico sino con lo que podría llamarse una “experiencia de los límites”, y que caracteriza el conjunto de la obra de Poe. Baudelaire ya decía de él: “Nadie relató con más magia que él las excepciones de la vida humana y de la naturaleza”; y Dostoievsky: “[Poe] elige casi siempre la realidad más excepcional, pone a su personaje en la situación más excepcional, en el plano exterior o psicológico...” (Por otra parte, Poe escribió sobre este tema un cuento “meta-extraño”, titulado El ángel de lo extraño). En La caída de la casa Usher lo que perturba al lector es el estado extrañamente enfermizo de los hermanos. En otras obras, lo que habrá de provocar el mismo efecto serán las escenas de crueldad, la complacencia en el mal, el crimen. La sensación de extrañeza parte, pues, de los temas evocados, ligados a tabúes más o menos antiguos. Si admitimos que la experiencia primitiva está constituida por la transgresión, es posible aceptar la teoría de Freud sobre el origen de lo extraño.

De esta manera, lo fantástico resulta, en definitiva, excluido de La casa Usher. En términos generales, no hay, en la obra de Poe, cuentos fantásticos en sentido estricto, exceptuando tal vez los Recuerdos de Mr. Bedloe y El gato negro. Casi todas sus narraciones dependen de lo extraño, y solo algunas de lo maravilloso. Sin embargo, tanto por los temas como por las técnicas que elaboró, Poe está muy cerca de los autores de lo fantástico.

Sabemos también que Poe dio origen a la novela policial contemporánea, y esta cercanía no es fruto de la casualidad; a menudo se afirma, por otra parte, que los cuentos policiales reemplazaron los cuentos de fantasmas. Aclaremos la naturaleza de esta relación. La novela policial con enigmas, en la que se trata de descubrir la identidad del culpable, está construida de la siguiente manera: por una parte, se proponen varias soluciones fáciles, a primera vista tentadoras, que sin embargo, resultan falsas; por otra parte, hay una solución absolutamente inverosímil, a la cual solo se llegará al final, y que resultará ser la única verdadera. Vemos ya lo que emparenta la novela policial con el cuento fantástico. Recordemos las definiciones de Soloviov y de James: el relato fantástico tiene también dos soluciones, una verosímil y sobrenatural, y la otra inverosímil y racional. En la novela policial, basta que la dificultad de esta segunda solución sea tan grande que llegue a “desafiar la razón”, para que estemos dispuestos a aceptar la existencia de lo sobrenatural más que la falta de toda explicación. Tenemos un ejemplo clásico: Los diez negritos de Agatha Christie. Diez personajes se encuentran encerrados en una isla; se les anuncia (por disco) que todos habrán de morir, castigados por un crimen que la ley no puede condenar; además, la naturaleza de la muerte de cada uno de ellos se encuentra descrita en el canto de los “Diez negritos”. Los condenados —y junto con ellos el lector— tratan en vano de descubrir quién ejecuta los sucesivos castigos: están solos en las isla, mueren uno tras otro, cada uno según lo anunció la canción; hasta el último que —y esto es lo que produce la impresión de lo sobrenatural—, no se suicida sino que es asesinado. Ninguna explicación racional parece posible, hay que admitir la existencia de seres invisibles o de espíritus. Por cierto, esta hipótesis no es verdaderamente necesaria y el lector recibirá la explicación racional. La novela policial con enigmas se relaciona con lo fantástico, pero es, al mismo tiempo su opuesto: en los textos fantásticos, nos inclinamos, de todos modos, por la explicación sobrenatural, en tanto que la novela policial, una vez concluida, no deja duda alguna en cuanto a la ausencia de acontecimientos sobrenaturales. Por otra parte, esta comparación solo es válida para un cierto tipo de novela policial con enigmas (el local cerrado) y un cierto tipo de relato extraño (lo sobrenatural explicado). Además, en uno y otro género, el acento no recae sobre los mismos elementos: en la novela policial está puesto sobre la solución del enigma; en los textos relacionados con lo extraño (como en el relato fantástico), sobre las reacciones provocadas por ese enigma. De esta proximidad estructural, resulta, sin embargo, una semejanza que es preciso señalar.

Al estudiar la relación entre novelas policiales e historias fantásticas, no puede dejarse de examinar con cuidado la obra de John Dickson Carr. Uno de sus libros plantea el problema de manera ejemplar: nos referimos a El cuarto ardiente. Como en la novela de Agatha Christie, nos encontramos frente a un problema que la razón no puede aparentemente resolver, cuatro hombres abren una cripta en la que poco días antes fue depositado un cadáver; pero la cripta está vacía, y no es posible que durante ese tiempo alguien la haya abierto. Más aún: a lo largo de la historia se habla de fantasmas y de fenómenos sobrenaturales. El crimen que se llevó a cabo tiene un testigo, y ese testigo asegura haber visto a la asesina abandonar la habitación de la víctima atravesando la pared, por un lugar donde doscientos años antes había existido una puerta. Por otra parte, una de las personas implicadas en el asunto, una mujer joven, cree ser una hechicera, o, más exactamente, una envenenadora (la muerte había sido provocada por el veneno) que pertenecería a un tipo especial de seres humanos: los no-muertos. “En una palabra, los no-muertos son aquella personas —principalmente mujeres— que fueron condenadas a muerte por crimen de envenenamiento, y cuyos cuerpos fueron quemados en la hoguera, muertos o vivos”, se aclara más adelante (pág. 167). Ahora bien, al hojear un manuscrito que recibió de la editorial donde trabaja. Stevens, el marido de esta mujer, ve en una fotografía que lleva la siguiente leyenda: Marie d'Aubray, guillotinada por asesinato en 1861. Y el texto prosigue con estas palabras: “Era una fotografía de la propia mujer de Stevens” (pág. 18). ¿Cómo explicar que la mujer fuera, cerca de setenta años después, la misma persona que una célebre envenenadora del siglo XIX, y por añadidura guillotinada? De manera muy sencilla, según la mujer de Stevens, que está dispuesta asumir las responsabilidades del crimen actual. Una serie de coincidencias suplementarias parece confirmar la presencia de lo sobrenatural. Por fin, la llegada de un detective comienza a aclararlo todo. La mujer que había sido vista atravesando la pared no era más que ilusión óptica provocada por un espejo. El cadáver no había sido desaparecido sino que estaba hábilmente escondido. La joven Marie Stevens nada tenía en común con las envenenadoras muertas desde hacía tiempo, como se había pretendido hacérselo creer. Toda la atmósfera sobrenatural había sido creada por el asesino con el fin de complicar el asunto y desviar las sospechas. Aun cuando no se llegue a castigarlos, los verdaderos culpables son descubiertos.

Sigue luego un epílogo gracias al cual El cuarto ardiente se aparta de la clase de las novelas policiales que evocan simplemente lo sobrenatural, para entrar en la de los relatos fantásticos. Reaparece Marie, que vuelve a pensar en el asunto; simultáneamente, resurge lo fantástico. Marie afirma (al lector) que ella es la verdadera envenenadora, que, en realidad, el detective era amigo suyo (lo cual es cierto) y que toda su explicación racional estaba destinada a salvarla (“Fue realmente muy hábil al darles una explicación, un razonamiento que tuviera en cuenta tan solo las tres dimensiones y el obstáculo de las paredes de piedra”) (pág. 237).

El mundo de los no-muertos retoma sus derechos, y junto con él, lo fantástico: vacilamos acerca de la solución a elegir. Pero hay que admitir que, finalmente, se trata aquí menos de una semejanza entre dos géneros que de su síntesis.

Pasemos ahora del otro lado de esa línea media que llamamos lo fantástico. Nos encontramos en el campo de lo fantástico-maravilloso, o, dicho de otra manera, dentro de la clase de relatos que se presentan como fantásticos y que terminan con la aceptación de lo sobrenatural. Estos relatos son los que más se acercan a lo fantástico puro, pues éste, por el hecho mismo de quedar inexplicado, no racianalizado, nos sugiere, en efecto, la existencia de lo sobrenatural. El límite entre ambos será, pues, incierto, sin embargo, la presencia o ausencia de ciertos detalles permitirá siempre tomar una decisión.

La muerta enamorada de Théophile Gautier puede servir de ejemplo. Es la historia de un monje que, el día de su ordenación, se enamora de la cortesana Clarimunda. Después de algunos encuentros furtivos, Romualdo (tal el nombre del monje) asiste a la muerte de Clarimunda. A partir de ese día, la mujer empieza a aparecer en sus sueños. Esos sueños tienen, por otra parte, una propiedad extraña: en lugar de formarse a partir de las impresiones de la jornada, constituyen un relato continuo. En sus sueños, Romualdo ya no lleva la existencia austera de un monje, sino que vive en Venecia, en medio de la fastuosidad de fiestas ininterrumpidas. Y, al mismo tiempo, advierte que Clarimunda se mantiene viva gracias a su sangre, de la que se alimenta durante la noche...

Hasta ese momento, todos los acontecimientos pueden tener una explicación racional, proporcionada, en gran parte, por el sueño (“¡Dios quiera que sea un sueño!” [pág. 79], exclama Romualdo, asemejándose en esto al Alvaro de El diablo enamorado), y en parte también por las ilusiones de los sentidos: “Una noche, mientras me paseaba por los senderos bordeados de arbustos de mi jardín, me pareció ver, a través de la glorieta, una forma de mujer” (pág. 93); “Por un instante, creí incluso haber visto mover sus pies...” (pág. 97); “No sé si aquello era una ilusión o el reflejo de la lámpara, pero se hubiera dicho que la sangre volvía a circular bajo esa palidez mate” (pág. 99; el subrayado es nuestro) etc. Por último, hay una serie de acontecimientos que pueden ser considerados como simplemente extraños y debidos a la casualidad, pero Romualdo está dispuesto a ver en ellos la intervención del diablo: “Lo extraño de esta aventura, la belleza natural [!] de Clarimunda, el brillo fosforescente de sus ojos, el contacto ardiente de su mano, la confusión en la que me había sumido, el cambio súbito que se había operado en mí, me demostraban claramente la presencia del diablo, y aquella mano satinada no era tal vez más grande que el guante que cubría su garra” (pág. 90).

Puede ser el diablo, en efecto, pero también puede ser la simple casualidad. Hasta aquí permanecemos, pues, en lo fantástico puro. Pero en ese momento se produce un acontecimiento que hace virar el relato. Otro abad, Serapión, se entera (no se sabe cómo) de la aventura de Romualdo. Lleva al joven monje hasta el cementerio donde descansa Clarimunda; desentierra el ataúd, lo abre y Clarimunda aparece tan fresca como el día de su muerte, con una gota de sangre sobre sus labios. .. Lleno de piadosa cólera, el abad Serapión arroja agua bendita sobre el cadáver. “En cuanto la pobre Clarimunda fue tocada por el santo rocío, su hermoso cuerpo se deshizo en polvo y no fue más que una horrible mezcla informe de huesos y cenizas semicalcinados” (pág. 116). Toda esta escena, y en particular la metamorfosis del cadáver, no puede ser explicada por las leyes de la naturaleza tal como son reconocidas; estamos, pues, en el terreno de lo fantástico-maravilloso.

Un ejemplo semejante se encuentra en Vera de Villiers de l'Isle Adam. También aquí, a lo largo de todo el relato se puede vacilar entre creer en la vida después de la muerte o pensar que el conde que cree en ella está loco. Pero al final, el conde descubre en su cuarto la llave de la tumba de Vera, llave que él mismo había arrojado dentro de la tumba; hay que creer entonces, que es Vera, la muerta, quien la llevó allí.}

Existe finalmente un “maravilloso puro” que, como lo extraño, no tiene límites definidos (vimos en el capítulo anterior que hay obras muy diversas que contienen elementos de lo maravilloso). En el caso de la maravilloso, los elementos sobrenaturales no provocan ninguna reacción particular ni en los personajes, ni en el lector implícito. La característica de lo maravilloso no es una actitud, hacia los acontecimientos relatados sino la naturaleza misma de esos acontecimientos.

Se ve —señalémoslo al pasar— hasta qué punto resultaba arbitraria la antigua distinción entre forma y contenido: el acontecimiento evocado, que pertenecía tradicionalmente al “contenido”, se transforma aquí en un elemento “formal”. Lo contrario es también cierto: el procedimiento estilístico (y por consiguiente “formal”) de modalización puede tener, como vimos en Aurelia, un contenido preciso.

Se acostumbra a relacionar el género de lo maravilloso con el del cuento de hadas; en realidad, el cuento de hadas no es más que una de las variedades de lo maravilloso y los acontecimientos sobrenaturales no provocan en él sorpresa alguna: ni el sueño que dura cien años, ni el lobo que habla, ni los dones mágicos de las hadas (para no citar más que algunos elementos de los cuentos de Perrault). Lo que distingue el cuento de hadas es una cierta escritura, no el status de lo sobrenatural. Los cuentos de Hoffmann ejemplifican bien esta diferencia: Cascanueces y el rey de los ratones, El niño extranjero, La novia del rey pertenecen, por características de escritura, al cuento de hadas; La elección de una novia, en el que lo sobrenatural conserva el mismo status, no es un cuento de hadas. Las mil y una noches tendría que ser caracterizado como una serie de cuentos maravillosos más que como cuentos de hadas (asunto que exigiría un estudio especial). Para deslindar con precisión lo maravilloso puro, conviene eliminar de este género diversos tipos de relatos, en los cuales lo sobrenatural recibe todavía una cierta justificación.

1. Se podría hablar, en primer lugar, de un maravilloso hiperbólico. En este caso, los fenómenos son sobrenaturales sólo por sus dimensiones, superiores a las que nos resultan familiares. Así, en Las mil y una noches, Simbad el marino asegura haber visto “peces de cien y doscientos codos de longitud” o “serpientes tan gruesas y largas que hubieran podido tragarse un elefante” (pág. 241). Pero tal vez se trata de una simple manera de expresarse (estudiaremos este asunto al tratar la interpretación poética o alegórica del texto); podría decirse, también, retomando un proverbio, que “los ojos del miedo son grandes”. De todos modos, ese tipo de sobrenatural no violenta demasiado la razón.

2. Bastante próximo a esta primera variedad de lo maravilloso encontramos lo maravilloso exótico. Se relatan allí acontecimientos sobrenaturales sin presentarlos como tales; se supone que el receptor implícito de los cuentos no conoce las regiones en las que se desarrollan los acontecimientos; por consiguiente, no hay motivo para ponerlos en duda. El segundo viaje de Simbad proporciona algunos ejemplos excelentes. Se describe al principio el pájaro ruc, de dimensiones prodigiosas: su tamaño le permitía ocultar el sol, y “una de las patas del ave. . . era tan gruesa como un grueso tronco de árbol” (pág. 241). Es indudable que este pájaro no existe en la zoología contemporánea; pero los oyentes de Simbad estaban lejos de esta certeza y, cinco siglos después, el propio Galland afirma: “Marco Polo en sus viajes, así como también el Padre Martini, en su historia de China, hablan de ese pájaro”, etc. Un poco más adelante, Simbad describe de la misma manera el rinoceronte, que, sin embargo, nos es bien conocido: “En la misma isla hay rinocerontes, que son animales más pequeños que el elefante y más grandes que el búfalo; tienen un cuerno sobre la nariz, que mide aproximadamente un codo de largo; este cuerno es sólido y está hendido de un extremo al otro. En su superficie se ven trazos blancos que representan la figura de un hombre. El rinoceronte lucha contra el elefante, lo atraviesa con su cuerno por debajo del vientre, lo levanta y se lo coloca sobre la cabeza; pero como la sangre y la grasa del elefante caen sobre sus ojos y lo enceguecen, el rinoceronte cae a tierra y, cosa extraña [en efecto] el pájaro ruc se abalanza sobre ellos, y los toma entre sus agarras y los lleva de alimento a sus pichones” (págs. 244-245). Este fragmento muestra, por la mezcla de elementos naturales y sobrenaturales, el carácter particular de lo maravilloso exótico. Evidentemente, la mezcla sólo existe para nosotros, lectores modernos, ya que el narrador implícito del cuento sitúa todo en el mismo nivel (el de lo “natural”).

3. Una tercera variedad de lo maravilloso podría ser llamada lo maravilloso instrumental. Aparecen aquí pequeños gadgets, adelantos técnicos irrealizables en la época descrita, pero después de todo, perfectamente posibles. En la Historia del príncipe Ahmed de Las mil y una noches, por ejemplo, esos instrumentos maravillosos son, al principio, una alfombra mágica, una manzana que cura, un “tubo” largavista; en la actualidad, el helicóptero, los antibióticos o los anteojos largavista, dotados de esas mismas cualidades, no dependen en absoluto de lo maravilloso; lo mismo sucede con el caballo que vuela en la Historia del caballo encantado, o con la piedra que gira en la Historia de Alí Babá: basta pensar en un film de espionaje reciente (La rubia desafía al F.B.I.), en el que aparece una caja de seguridad secreta que se abre sólo cuando su dueño pronuncia ciertas palabras. Hay que distinguir esos objetos, productos de la habilidad humana, de ciertos instrumentos a veces aparentemente semejantes, pero de origen mágico y que sirven para ponerse en comunicación con los otros mundos: así, la lámpara y el anillo de Aladino, o el caballo en la Historia del tercer calender, que pertenece a otra variedad de lo maravilloso.

4. Lo maravilloso instrumental nos llevó muy cerca de lo que se llamaba en Francia, en el siglo XIX, lo maravilloso científico, y que hoy se denomina ciencia ficción. Aquí, lo sobrenatural está explicado de manera racional, pero a partir de leyes que la ciencia contemporánea no reconoce. En la época del relato fantástico, lo que pertenece a lo maravilloso científico son las historias en las que interviene el magnetismo. El magnetismo explica “científicamente” acontecimientos sobrenaturales, pero el magnetismo en sí depende de lo sobrenatural. Tales, por ejemplo, El espectro novio o El magnetizador de Hoffmann, o La verdad sobre el caso del señor Valdemar de Poe, o ¿Un loco? de Maupassant. Cuando no se desliza hacia la alegoría, la ciencia ficción actual obedece al mismo mecanismo. Se trata de relatos en los que, a partir de premisas irracionales, los hechos se encadenan de manera perfectamente lógica. Poseen, asimismo, una estructura de la intriga, diferente de la del cuento fantástico; en el capítulo X volveremos a tratar este punto.

A todas estas variedades de maravilloso “excusado”, justificado, imperfecto, se opone lo maravilloso puro, que no se explica de ninguna manera. No tenemos por qué detenernos en esto: por una parte, porque los elementos de lo maravilloso en tanto temas, serán examinados más adelante (caps. VII-VIII). Por otra, porque la aspiración a lo maravilloso en tanto fenómeno antropológico supera el marco de un estudio que pretende ser literario. Esto será tanto menos de lamentar cuanto que desde este punto de vista, lo maravilloso fue objeto de trabajos muy penetrantes; a manera de conclusión, extraigo de uno de ellos, Le miroir du merveileux de Pierre Mabille, una frase que define con precisión el sentido de lo maravilloso: “Más allá del esparcimiento, de la curiosidad, de todas las emociones que brindan los relatos, los cuentos y las leyendas, más allá de la necesidad de distraerse, de olvidar, de procurarse sensaciones agradables y aterradoras, la finalidad real del viaje maravilloso es, y ya estamos en condiciones de comprenderlo, la exploración más total de la realidad universal” (pág. 24).

martes, 16 de abril de 2024

Actividad sobre "A la deriva" de Horacio Quiroga

  1. Completar el texto con las siguientes palabras: Paraná – Generación del 900 – tema - agonía – abrupto – protagonista - víbora – Alves – paralelismo psicocósmico - argumento – cuento (x2) – metáfora – Horacio Quiroga – tercera - metafórico – personajes- sinestesia – trágica - omnisciente – descripción – aislado 
  2. Anotar en el cuaderno el significado de las palabras que figuran en negrita.

 

Modelo de análisis

EL TEXTO QUE VAMOS A ANALIZAR pertenece al autor uruguayo llamado …………….. …………….. y fue publicado en 1914 en el libro de cuentos llamado Cuentos de amor de locura y de muerte. El autor perteneció a la ………….…….. ….... …...; una generación de escritores uruguayos que publicaron sus textos más destacados en torno a 1900. Entre ellos se destacaron: Delmira Agustini, Julio Herrera y Reissig y María Eugenia Vaz Ferreira.

Quiroga es considerado el maestro del …………... corto latinoamericano y ha publicado numerosos cuentos y novelas. Si bien nación en Salto, Uruguay, vivió la mayor parte de su vida en la selva de …………………., Argentina, desde donde escribió sus cuentos más conocidos. En su mayoría, su obra se destacan por mostrar al ser humano enfrentado a una situación ……………... que debe resolver y de la cual sale renovado o directamente perece.

A LA DERIVA” es un texto de género narrativo y sub género .............… Se trata de un relato breve, con un argumento relativamente sencillo y pocos ................... El ...............… podría resumirse de la siguiente manera: se trata de un hombre que vive en una selva con su esposa y que, en determinado momento, es mordido en el pie por una yarará-cusú. Inmediatamente comienza su periplo para llegar al pueblo más cercano e intentar salvar su vida. Finalmente, no lo logra y muere en su canoa, sobre el río ............… Posee un comienzo ................ y sin introducción, ya que no existe una ubicación temporal ni espacial específica, ni tampoco una .................... de los personajes. El ................... es la muerte y la lucha desesperada del hombre por sobrevivir. La historia está narrada en ................ persona y el narrador es .................., dado que conoce lo que piensa y siente el protagonista.

El texto podría dividirse en tres momentos: un primer momento marcado por la mordedura de la ............... y los efectos del veneno, un segundo momento en donde el personaje intenta sobrevivir y recurre a su esposa y su compadre ...…......... en busca de ayuda, y un tercer momento marcado por la ................., las descripciones que el narrador hace sobre la naturaleza, y que cobran valor simbólico, y la lucha contra la muerte a través del recuerdo. Algunas de las figuras literarias más importantes en el relato son: el ..............…………. ...................., caracterizado por el vínculo entre el estado anímico del personaje y las descripciones de su entorno y la ................ que consiste en la mezcla de sentimientos con sensaciones provenientes de los sentidos corporales. Otro recurso literario que aparece reiteradas veces en el cuento es la .......…..........; esta consiste en la sustitución del significado real de una palabra por otra con la cual tiene una relación de semejanza y lo vemos por ejemplo en el título; “A la deriva” representa la pérdida del rumbo de la vida del hombre y la imposibilidad de cambiar su destino. Es por ello que el título podría clasificarse como un título……………

EN CONCLUSIÓN, el cuento representa la lucha del ser humano por mantenerse vivo, aún cuando es segura su muerte. Se observa en el …………………... una actitud obstinada por continuar viviendo y un deseo infinito de aferrarse a la vida, aún cuando la historia de su vida lo muestra como alguien ………………... del mundo. En definitiva, una persona puede vivir toda la vida queriendo morir, pero no va a dejar de luchar cuando la muerte real le aceche; nadie se entrega a la muerte con tanta facilidad, ni aún los suicidas.



Trabajo elaborado por el prof. Cristhian da Costa

lunes, 15 de abril de 2024

Charles Baudelaire "Las flores del mal"

LAS LESBIANAS es el primer título que pensó Baudelaire para su publicación. Su intención era provocar a la sociedad, sin embargo, nunca llegó a ver la luz de esta forma probablemente porque solo reflejaba muy parcialmente el contenido del libro.

LOS LIMBOS es el segundo título pensado por el autor, al que varios críticos consideran más adecuado que el actual, puesto que muestra la vida terrenal en relación con lo infernal. Sin embargo, este título tampoco conformó, llegándose al tercero y definitivo.

En 1857 se publicó la primera edición, conteniendo cien poemas, número perfecto de acuerdo a la simbología cristiana. Esta edición fue secuestrada, tras una campaña del diario Le Figaro. El poeta y su editor fueron condenados a pagar una multa y se prohibió la edición de seis poemas: “Las joyas”, “El Leteo”, “A la que es demasiado alegre”, “Lesbos”, “Mujeres condenadas” y “Las metamorfosis del vampiro”. El delito imputado fue ofensa a la moral y a las buenas costumbres.

La segunda edición se publicó en 1861 conteniendo 35 nuevos poemas y una nueva sección.

ANÁLISIS DEL TÍTULO: “LAS FLORES DEL MAL”.

El título propone una antinomia de lo natural y lo moral. Une dos elementos que pertenecen a mundos diferentes y con connotaciones contradictorias, por lo tanto, es un oxímoron, una violenta contradicción conceptual.

Las flores corresponden al marco de referencia de la naturaleza. Connotan belleza, perfección, por su relación con la circularidad, asimismo, sugieren fragilidad. Aquí estas flores brotan, se nutren del mal. Están ligadas a él, son su producto.

Desde la tradición griega la belleza se asocia al bien y la maldad a la fealdad (kalokagathia).

Para Baudelaire el mal es real y es la naturaleza de la condición humana (pecado original). Él asocia la belleza con el mal, le da valor estético a imágenes que para el común de los mortales estarían en el campo de lo feo, e inclusive de lo desagradable.

Las flores que por su condición son efímeras en el libro se convierten en eternas; ellas no son otra cosa que cada uno de los poemas que integran el libro.

LAS FLORES DEL MAL NO ES UNA COLECCIÓN DE POEMAS

En 1861, con motivo de la aparición de su libro, Baudelaire escribió a Vigny: “Solo pido un elogio para mi obra, que se reconozca un principio y un fin, que nadie vea en ella un álbum”. Esta pretensión tan reiterada a partir del siglo XIX, era insólita debido a la peculiaridad del texto. Un libro de poemas o bien narraba una historia como “Don Juan” de Byron o bien recogía diversos estados de ánimo, convirtiéndose en una colección de poemas compuestos enraptos de inspiración. ​Es absolutamente novedoso que una serie de poemas breves y dispares en contenido debieran leerse en forma ordenada en busca de algún sentido oculto.

LAS FLORES DEL MAL ES UN POEMARIO

Un poemario no es la simple agrupación de textos singulares creados en un período más o menos extenso, sino un conjunto poético unitario dotado de un sentido. Hay, por lo tanto, una estructura formal desarrollada con la conciencia de que el texto debe alcanzar una determinada dimensión.

No significa lo anteriormente expresado que el libro exprese una idea o un significado, más allá de los múltiples intentos de encontrarlo. Baudelaire cree que un poema aislado no tiene la misma plenitud de sentido, que cobraría al añadir los significados de los otros poemas.

A su vez, debe decirse que hay una intención de separar el yo lírico de la persona empírica, confusión propia del Romanticismo. Al separar el yo lírico de la persona empírica, le da a la obra la ficcionalidad que comporta el hecho literario.

EL PLAN: DIVISIÓN EN SEIS SECCIONES

“Las flores del mal” constan de un primer poema introductorio donde se dirige AL LECTOR. En él se anticipa la importancia de Satanás como alquimista a la inversa. Aquel no es quien intenta convertir los metalesinnobles en ORO, sino el que degrada al hombre transformando el oro en plomo. “El precioso metal de nuestra voluntad íntegro la evapora ese sabio alquimista”. El hombre se percibe como un ser dual (“homo duplex”) en el que luchan el bien y el mal. Este recae una y otra vez en el pecado. La religión le sirve para, luego de confesarse, volver alegre al “camino fangoso “, al pecado.

PRIMERA SECCIÓN: SPLEEN E IDEAL. ​Es la sección más extensa. Su formulación es una antítesis, otra forma de expresar la dualidad de la condición humana. Propone la tensión entre el peso del tedio y la aspiración a las alturas del ideal.

El spleen es el tedio de vivir, el hastío por todo, una experiencia que liga al hombre al No Ser, al tiempo que pasa y corroe ajeno a toda experiencia de creación.

Por el otro lado, se encuentra el Ideal, el impulso a la ascensión, la aspiración a la perfección, la tendencia a la espiritualidad.

Los paisajes, la geografía de ambos mundos también son antagónicos y, en el caso del ideal, apenas bosquejada. En cuanto al tiempo sí se puede permanecer mucho en el spleen, pero apenas se pueden obtener instantes de plenitud en el ideal.

El ser humano evita el spleen, intenta evadirse, y en su camino encuentra experiencias excitantes, pero también culpabilizantes. Por eso, dentro de esta primera sección se encuentran, al principio, una serie de poemas referentes a la poesía. Allí se vería esa tensión a la elevación.La sección central está ocupada por textos donde está presente la femineidad, junto o frente al poeta. Allí desfilan las diferentes mujeres en la vida del poeta.

Hay tres ciclos del amor:

a) Amor carnal centrado en Jeanne Duval

b) Amor espiritual, inspirado en Mme Sabatier

c) Amor afecto, centrado en Marie Daubrun.

SEGUNDA SECCIÓN: CUADROS PARISINOS. ​Consta de 18 poemas. No figuraba en la edición del 57 Se presenta aquí un segundo intento de huida: la absorción en la masa anónima de la ciudad (París). Baudelaire se aparta de la naturaleza romántica para recorrer el mundo artificial (“útero artificial”) de la ciudad moderna.

De esa ciudad no le interesan su topografía, ni sus costumbres, sino los sentimientos que suscita y los caracteres humanos que produce. Los que están en primer plano son los marginados que, debido al proceso de urbanización cuyo pilar fue la construcción de los bulevares alrededor del Arco del triunfo, han salido de sus ghetos (suburbios) para contemplar y ser contemplados en los lugares más ricos. Así aparecen en estos poemas los mendigos, las prostitutas, las ancianas decrépitas. El poeta se convierte en un observador, un ser que vaga, en su ​doble etimología, por un lado, “​vacare”​ o sea “estar vacío” para llenarse de las imágenes que aparecen ante sus ojos y, por otro lado, en el sentido de “​vagare​”, “andar errante, sin rumbo”.

En ese recorrer observa la degradación de la condición humana. Ahora observa el mal en los otros.

TERCERA SECCIÓN: EL VINO. ​Cinco poemas. Implica un nuevo intento de huida, de evasión del sufrimiento a través de uno de los “Paraísos artificiales” a los que dedica parte de su obra ensayística, incluye sustancias alucinógenas como el HACHÍS.

CUARTA SECCIÓN: LAS FLORES DEL MAL.​- Doce poemas. Da nombre al libro. Es un nuevo intento de huida del Spleen, a través del mal, la perversión, el sadismo, el vampirismo.

QUINTA SECCIÓN: REBELIÓN.- Tres poemas. Implica una lucha contra las vías tradicionales de salvación. Se rebela contra la divinidad, vía ortodoxa de salvación. Exalta el rechazo a la sumisión que se plasma en la actitud de Caín y, por último, adhiere a la legión de seguidores de Satanás (aspecto de cuño romántico en tanto estos presentaban a Lucifer como un marginado).

  1. BLASFEMIA: Negación de San Pedro
  2. LA MALDICIÓN DIVINA: Abel y Caín
  3. ADHESIÓN A SATANÁS: Letanías de Satán.

SEXTA SECCIÓN: LA MUERTE.​- Seis poemas. Implica el viaje hacia lo que espera signifique el fin del sufrimiento.En esa búsqueda de evasión, de salvación espera que lo único nuevo que le queda por probar, signifique el logro.

viernes, 12 de abril de 2024

Presentación del Canto I de "Martín Fierro"

 Canto I:

Estrofa 1

A/quí/ me/ pon/go a/ can/tar             ⇨  Anuncio del canto e importancia del mismo.
Al/ com/pás/ de/ la/ vi/e/la           ⇨  Instrumento musical que acompaña al gaucho.
Que al/ hom/bre/ que/ lo/ des/ve/la
U/na/ pe/na es/tror/di/na/ria,          ⇨  Motivo del canto.
Co/mo/ la a/ve/ so/li/ta/ria               ⇨  Comparación. Utilización de lugares comunes.
Con/ el/ can/tar/ se/ con/sue/la.       ⇨ Estrofa circular. Comienza y termina                                                                                                                                                                     nombrando el canto.

Sextina hernandariana (seis versos octosílabos) con rima consonante entre el segundo, tercer y sexto verso y entre el cuarto y quinto verso. La estrofa oficia de introducción aunque todo el canto es introductorio al resto del libro.

Estrofa 2

Pido a los Santos del Cielo         ⇨ La invocación. La creencia del gaucho se ajusta
Que ayuden mi pensamiento:          a la norma cristiana.
Les pido en este momento         ⇨ La poesía es expresión divina (invocación).
Que voy a cantar mi historia      ⇨ Se reitera el verbo cantar lo que destaca               
Me refresquen la memoria                    su importancia. La denuncia es actual.
Y aclaren mi entendimiento.      ⇨ Pedido de ayuda: ordenar el pensamiento


Sextina hernandariana (seis versos octosílabos) con rima consonante entre el segundo, tercer y sexto verso y entre el cuarto y quinto verso.

Estrofa 3

Vengan Santos milagrosos,          ⇨ Hipérbole: recurso literario que consiste en la
Vengan todos en mi ayuda,                    exageración.
Que la lengua se me añuda          ⇨ La pena se transmuta en reacciones físicas.
Y se me turba la vista:                                Siendo él un ser social (esposa, hijos y hogar) el
Pido a mi Dios que me asista                destino lo empuja a una vida de matrero.
En una ocasión tan ruda.             ⇨ Va a dar a conocer la historia de su vida.


El simple hecho de recordar los sucesos acontecidos le produce estas reacciones

Estrofa 4

Yo he visto muchos cantores              ⇨ Alusión a otros cantores. Otros cantan por diversión
Con famas bien otenidas,                            y fama aunque no sustentan su forma pues
Y que después de alquiridas                      solo se dedican a la diversión.
No las quieren sustentar:
Parece que sin largar
Se cansaron en partidas.
 


Sextina hernandariana (seis versos octosílabos) con rima consonante entre el segundo, tercer y sexto verso y entre el cuarto y quinto verso.

Estrofa 5

Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;      ⇨ Alude a sí mismo en tercera persona y da su nombre.
Nada lo hace recular                  Su apellido es parte de su carácter.
Ni las fantasmas lo espantan, ⇨ Supersticiones propias del campo.
Y dende que todos cantan
Yo también quiero cantar.

Estrofa 6 y 7

Cantando me he de morir,                            Que no se trabe mi lengua
Cantando me han de enterrar,                      Ni me falte la palabra;
Y cantando he de llegar                                 El cantar mi gloria labra
Al pié del Eterno Padre;                                 Y, porniéndome a cantar,
Dende el vientre de mi madre                      Cantando me han de encontrar
Vine a este mundo a cantar.                          Aunque la tierra se abra.


⇩                                                                                 ⇩

Anáfora que hiperboliza su discurso.                       Presentación del cantor:
Va de lo verosímil a lo absurdo en forma                 se presenta como alguien
gradual. Desde la muerte al nacimiento,                 dispuesto a cantar.
el cantar lo atraviesa todo.                                       Reconoce su destino de cantor.

Estrofa 8 a 14

  • Versos que revelan el reconocimiento de la voluntad del gaucho por cantar, pero también su facilidad para ello.
  • Martín Fierro se jacta de lo fácil que es para él cantar y payar y esto da pie, por lo general, a los desafíos. Explicita también su condición social: “Yo no soy cantor letrao”.
  • La guitarra vuelve a aparecer como un objeto que acompaña al gaucho en todo momento. Nótese que se le da más importancia en este Canto que al propio facón, lo que ayuda a desmitificar la figura del gaucho como alguien malo: “Siempre me tuve por güeno”.
  • Se muestra el valor patriótico del gaucho y su noción de justicia: “No me hago al lao de la güella / Aunque vengan degollando; / Con los blandos yo soy blandos / Y soy duro con los duros”.
  • Al final de la estrofa catorce se hiperboliza su coraje: “Ni la víbora me pica / Ni quema mi frente el sol”. Consustanciación con la naturaleza.

Estrofa 15, 16 y 17

  • Son las estrofas de la libertad. Exaltan la libertad con la que vive el gaucho. Martín Fierro nace como el pez en el agua, libre y sin límites. Se muestra cierta ironía porque es justamente la libertad lo que le van a quitar.
  • “Y naides me ha de seguir / cuando yo remuento el vuelo”, puede tratarse de una metáfora de la muerte. Esa vida en soledad puede hacer que también muera en soledad.
  • El ave es otro animal que es nombrado y que representa, de forma metafórica, la libertad del gaucho.
  • Metáfora: recurso literario que consiste en la traslación del sentido real (o inmediato) de una palabra por otro. Por ejemplo: Bandera = trozo de tela pintada (sentido real) = objeto que indica la pertenencia a un país (sentido metafórico)

Estrofas finales

Y sepan cuantos escuchan                         
De mis penas el relato,                               
Que nunca peleo ni mato                            
Sino por necesidá;                                    
Y que a tanta alversidá.                             
Sólo me arrojó el mal trato.     
                  
 

⇩                                                                                        
Hipérbaton: consiste en la alteración del orden lógico de las palabras (el adjetivo se antepone al sustantivo). Es otra muestra del dolor del protagonista.

Aclaración, sobre la idea del crimen, de vital importancia para entender el Canto VII. Aparece el sino trágico y se expresa lo social (“mal trato”) y lo individual (“mis penas”) en una misma estrofa.

Y atiendan la relación
Que hace un gaucho perseguido,
Que padre y marido ha sido
Empeñoso y diligente,
Y sin embargo la gente
Lo tiene por un bandido.

⇩ 
La explicitación de su condición de perseguido busca exculparlo de sus actos. Además, no se explica dado lo que enuncia a continuación: “Que padre y marido ha sido”.

La conclusión final es que la injusticia social opera libremente a ataca a los más desvalidos.

Actividad final

  1. Elabora tres preguntas sobre el Canto I. Ten en cuenta que, luego de finalizado el análisis de este Canto, mediante un “ping-pong” de preguntas y respuestas, tus compañeros/as deberán contestar estas preguntas y tú tendrás que responder otras.

 

Trabajo realizado por el prof. Cristhian da Costa

jueves, 11 de abril de 2024

Literatura gauchesca

 ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS

  • Surge en la Cuenca del Plata a principios del Siglo XIX.
  • La figura central es el gaucho.
  • De origen culto, escrita por hombres de ciudad.
  • Se diferencia de la Poesía Gaucha Tradicional en forma y contenido.
  • Mezcla aspectos de la Lírica y la Narrativa.
  • Atraviesa tres etapas: Revolucionaria, Contestataria y Reivindicativa.
  • Autores representativos: Hilario Ascasubi, Bartolomé Hidalgo y José Hernández.

Diferencias entre poesía gaucha y poesía gauchesca:

Poesía Gaucha

  • Creada por el propio gaucho.

  • Popular.

  • Tradicional.

  • Anónima.

  • Destinada al canto.

  • Temas tradicionales: hombría, coraje, soledad y muerte.

  • Intención fundamentalmente expresiva (desahogo y pasatiempo.

Poesía gauchesca

  • Compuesta por escritores de ciudad.
  • Recreación culta.
  • Creación personal que integra elementos tradicionales.
  • Autores, por lo general, conocidos.
  • Escrita.
  • Temas de actualidad (lucha por la libertad, injusticia social, etc.).
  • Finalidad de denuncia.

Contexto histórico de “la gauchesca”.

1) S. XVIII: Época Colonial. Se establecen los primeros poblados en la               Cuenca del Plata.

2) S. XIX: Período Civilizatorio  ⇨ 1834: Nace José Hernández.

                                                  ⇨ 1872: Se publica “El gaucho Martín                                                              Fierro”.

                                                  ⇨ 1879: Se publica “La vuelta de Martín                                                              Fierro”.

                                                  ⇨ 1886: Muere José Hernández.

3) S. XX: Modernidad. Se expanden las ciudades, se promulgan leyes de derechos civiles y se promueve la producción y el desarrollo comercial.

MARTÍN FIERRO

(José Hernández)

  • 1872 ⇨ ”El gaucho Martín Fierro” (13 Cantos).

         
Presenta la figura del gaucho perseguido por las levas y obligado a defender la frontera. Señala, además, los abusos del gobierno representado por comandantes y jueces de campaña.

  • 1879 ⇨ ”La vuelta de Martín Fierro” (33 Cantos).

         

Tiene un propósito más moralizante que la primera parte. El protagonista se muestra más respetuoso de las leyes y acepta la sociedad que antes había condenado.

PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN DE ”EL GAUCHO MARTÍN FIERRO” (1872)

“Me he esforzado, sin presumir haberlo conseguido, en presentar un tipo que personificara el carácter de nuestros gauchos, concentrando el modo de ser, de sentir, de pensar y de expresarse que les es peculiar, dotándolo con todos los juegos de su imaginación llena de imágenes y de colorido, con todos los arranques de su altivez, inmoderados hasta el crimen, y con todos los impulsos y arrebatos, hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado.” José Hernández.

Estructura del texto

  • En ambos libros predomina la sextina hernandariana y la rima es consonante.
  • Sextina hernandariana: estrofas de seis versos octosílabos (ocho sílabas métricas).
  • Rima consonante: es la coincidencia de vocales y consonantes a partir de la última vocal acentuada de cada verso.

CANTO 1

https://youtu.be/Tzjtxesaffs 

Actividad final

1) ¿Qué función cumple, a tu juicio, el Canto I dentro del plan general de la     obra?

2) ¿Qué significa el cantar para Martín Fierro? Justifica con elementos del     texto.

3) ¿Cómo reacciona el personaje frente a otros cantores?

4) ¿Qué valores del gaucho, y por lo tanto de sí mismo, destaca Martín
    Fierro en este canto?

 

Trabajo realizado por el prof. Cristhian da Costa

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